martes, 16 de octubre de 2018
Venezuela
Me animé y propuse ir al centro. - Quiero ver cómo está el centro, quiero ver el Bronx -.
Bajamos a la 11 y un T12 nos llevó sin paradas y sin vergüenza en 10 minutos hasta la 23 con 10ma. Subimos a la 7ma y empezamos a observar. Ya no huele a orines, hay menos vendedores, menos basura, menos bochinche. La Iglesia de Las Nieves pintada se ve preciosa delante del estridente contraste de las Torres Bacatá. La 7ma en el centro no es ningún paraiso, pero ha mejorado. La obra de peatonalización avanza muy lentamente. El Parque Santander brilla de nuevo, La Iglesia de San Francisco estaba abierta, pudimos apreciar su añejísimo techo y rimbombante púlpito, Gaitán sigue allí gritando, el hombre estatua plateado, el juego de la bolita, los chontaduros y todas las delicadezas urbanas están. Gringos no, solo vi en la plaza, muchas palomas, maíz, helados. El Palacio de Justicia y Bolívar vestían de polisombra negra evitando los aerosoles de siempre ante las recientes marchas.
Bueno ¿y por dónde vamos al Bronx? - ¿Sí quieres ir? - lo del sol era en serio. - Sí... yo creo que es por allá - Pregúntale a ese policía - Vamos por esta para no ir por la 10ma. Dimos algunas vueltas y terminamos bajando por la calle 10, por la parte de atrás de San Victorino, una calle que conserva el mismo espíritu, el corazón comercial del centro de Bogotá, pregunte por lo que no vea, se le tiene miamor. Ahí recostada sobre la Caracas encontramos la Plaza de los Mártires. Limpia, jardines perfectos, el obelisco impecable apuntando el zénit antecede la Basílica menor del Voto Nacional, que es una verdadera joya de algún estilo arquitectónico que desconozco. Sobre un costado un hermoso edificio de corte clásico europeo de la Policia y otro del mismo estilo donde entiendo se propone un centro de la muy de moda "economía naranja". Veinte metros al occidente y mirando al sur está la "L", la antigua guarida de "Los Sayayines" y el mayor expendio de droga que tuvo Colombia durante muchos años; las ruinas del Bronx lucen escalofriantes y esperanzadoras. La calle sigue tranquila y bonita, hay negocios y hay clientes, tapetes, cobijas, alfombras. Se nota que hay muchas heridas abiertas en el aire todavía, pero la zona renace. Al subir por la calle 11, hay ferreterías, mucha más basura, un muerto viviente arma una pipa de heroína en una esquina, un gato va a ver qué se le cayó y la pasa mal, mientras el sol sigue ahí, feliz en una de esas pocas mañanas que nadie le estorba sobre la sabana.
Tomamos Transmilenio sobre la Caracas para regresar. Entramos de milagro con el coche y en la siguiente parada al cerrar la puerta empieza el discurso habitual. No la veo, pero es joven, acento venezolano, una mano en los dulces, una mano en su niño de 8 años y ninguna en las barandas, ya sabe hacer surf en las olas del bus. Su discurso es duro, es triste, se nota dolida porque le propusieron irse a la 22. "Muchas veces lo único que necesitamos las personas es ser escuchadas" termina. Cuando pasó por mi lado le dije al oído -si quiere bajarse en la 63 yo la invito a almorzar-.
Y ahí estábamos Yoandry, Wílber, mi esposa mi hija y yo, sentados en el restaurante español vecino a la Iglesia de Lourdes. Son del estado de Yaracuy, vinieron porque una amiga... "me dijo véngase que yo le ayudo, y cuando llegué se perdió, ya no me contesta". Llevan un mes largo, no tienen nada, pagan una piecita en Usme, se levantan temprano, trabajan hasta que consigan con qué pagar la noche, una comida y mandar algo para la mamá y la abuela. - Pidan lo que quieran, lo que más les guste - Uno con hambre señor come lo que sea, mi dios le pague, es que si le cuento me pongo a llorar, no hemos comido... - me dice mientras su voz se quiebra entre un gesto de angustia.
La situación es dramática para ellos, no obstante, una jornada vendiendo dulces en TM les alcanza para una comida al día, pagar el cuarto y enviar para Venezuela.
El viaje hasta Colombia es otro drama. - ¿Y cómo pagó los buses? - Vendí una lavadora, vendí... mis cositas y a las malas me metieron en un bus por 80 mil desde Cúcuta y el niño en mis piernas, es que ya no tenía más... No he conseguido trabajo, yo sé que es muy difícil, pero yo no le cuento a mi mamá para que no se angustie...
Una madre soltera sin educación terciaria, un niño de 8 años que no puede soltar, una mano adelante y otra atrás decimos, mucha dignidad y ganas ¿Serán suficientes? No pude soltarlos en toda la tarde.
Hablamos de Chávez, de María Lionza, de los paisas y los rolos, del fútbol y el béisbol. Quedamos invitados a comer cachapa en su casa "cuando todo mejore", "esperemos que sea pronto". Fuimos a casa, le di un teléfono, compramos una sim, instalamos whatsapp y facebook. Les dimos un poco más de abrigo porque la verdad que la pinta estaba bien ligera para Usme. Wílber jugó con Ame hasta que se cansó. Sacamos un morral y bajamos al carro. - ¿A usted dónde le gusta para ir a hacer mercado? - pregunté insolente - No señor yo nunca he hecho mercado acá - me dijo mientras me tragué un nudo en la garganta y me disculpé. Fuimos al Éxito. Wílber tomó un carrito que empujó feliz por todo el lugar señalando cosas que nunca había visto - ¡No molestes Wílber! - decía mamá. Tomaba las cosas con pena, muchas tenía que metérselas yo mismo. En lo único que no se pudo contener fue cuando vio las bolsas de Harina Pan - estas me llevo dos que nos gustan mucho - me dijo con una sonrisa.
Traté de darle algunos consejos, sobre el permiso de permanencia, un colegio para el niño, le dije que iba a ayudarle a buscar trabajo... Fui hasta el torniquete a pasarlos con mi tarjeta, un beso un abrazo y mucha suerte les dejé. Salí corriendo a abrazar a mi familia y a desahogarme en este teclado.
¿Hasta cuándo Venezuela? Me duele profundamente esa tiranía. Mientras tanto pondré algunos granitos de arena, ojalá podamos tratarlos a todos como lo que somos, hermanos de la selva, el llano, los Andes y el Caribe.
María Lionza hacé el milagrito y un ramo de flores te voy a llevar... te lo juro que te lo llevo...
viernes, 7 de octubre de 2016
Salgo del closet, me declaro abiertamente Santista.

sábado, 7 de junio de 2014
Mi siguiente paso
Necesitamos más y mejores ingenieros.
Las anteriores razones me llevan hoy a escribir esta carta. La necesidad de atraer más estudiantes a estudiar ingeniería y específicamente a estudiar comunicaciones inalámbricas, con la motivación de generar una masa crítica de expertos que puedan desarrollar conocimiento para un área científica de gran potencial y tecnología para un sector industrial en fuerte expansión.
...
Bogotá, 20 de Mayo de 2014
domingo, 15 de abril de 2012
Mi gran amigo Luis Alejandro Peña Osorio
Mauro me lo presentó creo que allá por el 2002. Fácilmente me di cuenta que no era normal, que había conocido un gran amigo.
Empezamos a intercambiar música, a jugar fútbol, a estudiar juntos, a hablar de mujeres, a compartir esa forma peculiar de ver el mundo, esa forma que lo hacía a él un ser extraordinario.
De las primeras veces que fue a mi casa por Otraparte, mi mamá observó atenta cómo saludó a Enadis la empleada con gran naturalidad y así siguió con todos lo miembros de mi familia, con Agus mi hermano que es tan callado y con mi papá con quien tantas veces compartió. Era un espectáculo verlo entrar a un lugar haciéndole más amable el día a todos con su buena energía y su afecto.
Recién graduados fuimos un día a escuchar buena salsa al Son de la Loma. Entre el tumulto y las mesas se veía una pareja descrestando la audiencia, bailando salsa de exhibición. Me dijo, mirá qué tipo pa bailar. Le dije, así necesitamos un profesor, pero debe ser muy caro, ese tipo baila mucho. "Cuál caro!" siempre con esa seguridad y ese desparpajo respondía. Se paró y volvió con el teléfono de John Mario Duque, ustedes lo conocerán como el Profe. Efectivamente, no solo aprendimos a bailar salsa con el mejor, sino que hicimos un grupo de amigos con Caro, Ana, Alina, Gumo y otros, íbamos al Suave en la calle Colombia y hasta en la galería de la 93 nos vieron celebrar la vida como solo lo hacemos los latinos.
Cada vez que yo volvía de Bogotá cumplíamos la inapelable cita de nuestra amistad. Un día tu propuesta fue demasiado buena: Darle la vuelta al embalse de Guatapé en bicicleta. Bajamos al Bizcocho, subimos a Alejandría, pasamos por la Concha, vimos El Marial y volvimos a casa después de 12 horas de trocha y aventura entre los quiebres de nuestros paisajes, entregados al esfuerzo físico, a la alegría de sentirnos vivos y saludables, como cada vez que subimos una montaña o corrimos una media o una entera, como el relato vivo que me hiciste de tu odisea en la capital del mundo, cruzando el puente de Brooklyn en un mar de gente y el viento helado que baja del norte, también allá mostraste el temple, el valor que te caracterizó como hombre de grandes retos.
Era mi orgullo saber que varios proyectos de ingeniería para el desarrollo de nuestra región estaban en tus manos, en las manos de un perfeccionista, un talentoso, un trabajador honesto, perseguidor de sueños inmateriales, convencido de nuestra capacidad de transportarnos mejor y vivir mejor. Millones de personas usarán los cables en las veredas y la extensión del metro al sur, sin saber nunca que te entregaste a fondo en esa labor, que nos diste lo mejor. Jorge Mario, Daniel y todo el equipo que te rodeó desde Systech, sabrá asentir conmigo sobre la estrella que se apagó con tu partida.
De las pocas fuerzas que he encontrado en estos días, en el apoyo de todos los que conocieron nuestra hermandad, cuando el llanto no me quiebra alcanzo a pensar en tu mamá, en Camilo y en los sobrevivientes de la tragedia. Quisiera estar ahí para abrazarlos y tratar entrañablemente de pasar este momento desgarrador...
Debo razonar en lo incomprensible, aceptar lo inaceptable, reconocer nuestra infinita incapacidad de entender el sentido de la vida en la muerte. Si estuviéramos exentos del absurdo de saber que un día cualquiera no estaremos más, nunca hubiera sido posible quererte como a un hermano y haber gozado la vida como la gocé con vos a mi lado. Y si tuviera que escoger haberte conocido sabiendo que un día te irías sin aviso, indudablemente lo hubiera aceptado. Me quedo con los recuerdos, las alegrías y los sueños que construimos. Ahora está en mis manos hacerlos realidad en tu memoria, con el toque de magia que me enseñaste a ponerle a todo lo que se hace.
Peña vos serás siempre mi inspiración. Seguiré caminando buscando la fe que me permita creer que volveré a abrazarte y a reírme de las pequeñas cosas que reímos juntos. No puedo con palabras ya más decir, dejaré que el silencio me ayude a buscar la alegría que me dejaste, la alegría de estar vivo, la alegría de haber sido tu amigo.
Te quiero para siempre.
martes, 2 de noviembre de 2010
La ciudad de los discapacitados
En nuestra hermosa y extraña ciudad no es un secreto para nadie, que existe una mezcla de varias pequeñas ciudades, que se superponen y aislan geográfica y socialmente en diversas formas. Me atrevo a decir que son 3 las fracciones: Medellín 12, Medellín 34 y Medellín 56. Es fácil saber que son 3 ciudades diferentes, basta revisar sus estadísticas que contrastan en muchos aspectos. De hecho, los rostros de sus gentes, sus oficios, sus alimentos y hasta su longevidad difieren; pero más allá, casi todos los de la 12, la 34 y la 56, se saben esa que dice “Oh libertad que perfumas…”.
De la ciudad en la cual yo nací, Medellín 56, la gran mayoría de gente nunca ha ido a la Medellín 12, de hecho, para casi todos los 56eños, es mucho más conocido y más cerca Miami que Medellín 12.
En la búsqueda de romper las invisibles pero enormes barreras culturales y sociales que segregan estas tres ciudades, desde 2004 fue inaugurado un sistema de transporte público único en el mundo, que en cabinas voladoras sube las lomas de la Medellín 12 y mágicamente conecta esa ciudad de una manera amable, limpia y segura con el resto de la urbe. Aun así, un gran porcentaje de los habitantes de la Medellín 56 nunca ha conocido a sus vecinos de la Medellín 12.
Observando las calles por Medellín 12, se encuentra una ciudad muy peculiar. Calles estrechas y entreveradas con pocas aceras no uniformes, encierran un paisaje urbano lleno de alegría, niños corriendo, gente saludando, conversando, yendo de un lado a otro. Pasan algunas motos, pocos colectivos y muchos menos carros. Falta un poco de aseo, pero hay mucha vida en el ambiente.
Contrasta radicalmente con la Medellín 56. En sus calles muchas aceras están obstruidas por un cerco vegetal que circunda las urbanizaciones. Nadie camina, nadie se ve, nadie se saluda. En las zonas con vocación comercial, los carros invaden la calle, la acera y hasta los negocios muchas veces, parece que sus habitantes hubieran decidido disfrazarse de carro permanentemente para sus quehaceres diarios. Unos pocos vehículos de transporte público se ven pasar, algunas veces vacíos, en otros casos llenos de habitantes de la Medellín 12 y 34, que van a trabajar a la Medellín 56.
Los fines de semana curiosamente, el panorama en las calles de la Medellín 56 es desolador. De día no se ve un alma, casi nadie hace deporte, muchos engordan en un sofá mientras en el TV les dicen cómo rebajar. De tarde o noche, el tedio no deja quedar a muchos en casa, pero las calles siguen siendo fantasmales. Los 56eños salen en sus carros y los llevan a una enorme torre de parqueaderos, allá los espera una lujosa galería de almacenes para ver qué comprar y qué comer. Parece una ciudad más bien enferma. Nadie conoce a sus vecinos, nadie saluda, nadie comenta nadie propone, nadie declama. Eso sí, todos pelean, pues el tráfico es insoportable.
La administración se vio entonces en la necesidad de restringir el tráfico con una medida temporal llamada pico y placa. Y apareció entonces una nueva enfermedad, que ataca principalmente, a la Medellín 56. Extrañamente, sus habitantes se vuelven discapacitados esos días en que no pueden usar sus carros. Lo digo porque lo viví durante un tiempo que estuve en mi 56 natal, con mis amigos y familiares. “No puedo porque tengo pico y placa”, ahora escucho más esa frase que el tradicional “quiubo pues”.
Seamos un poco reflexivos. La población en la ciudad seguirá creciendo, el espacio no. Si pretendemos seguir usando el carro para todo, como se hace en la Medellín 56 de hoy, entonces deberíamos elegir un alcalde que proponga eliminar el presupuesto para salud, educación, vivienda y todos los demás rubros, para que en vez de construir sociedad y calidad de vida para todos, construya autopistas de varios niveles y gigantescos intercambios viales en la Medellín 56. Pero esa sinceramente sería una muy mala idea, a pesar de que con seguridad, aliviaría el problema del complicado tráfico 56eño.
La otra solución consta de bastante menos cemento y menos asfalto. Es muy simple, en resumen: Montemos en bus. A usted señora que necesita ir a hacer sus vueltas, al ejecutivo que va para la reunión, al joven universitario que salió de su partido de tenis en el club, al ganadero que va al banco, a la ingeniera que va a la obra, al que le provoque ir y venir, el transporte público, está para que lo usemos, lo cuidemos y lo mejoremos. El transporte público no está para enfurecernos mientras se detiene a cargar y descargar pasajeros delante de nuestros carros, está ahí para que usted se baje del carro y en un acto de humildad y civismo, lo use, para que aporte a vivir en una ciudad mejor. Para que se evite las idas al taller, o al tránsito a los pleitos de los choques, para que ajuste su presupuesto, mejore su salud caminando y deje el mal genio. Ese trabajo complicado que consiste en lidiar el tráfico de la ciudad, déjeselo a un conductor de bus y llegue a su casa sin estrés.
Yo sé que es muy bueno salir a la calle a mostrar el carro nuevo, pero no se preocupe, que usted no será ni más ni menos que nadie si usa el transporte público, será eso sí, un mejor ciudadano. También sé que el transporte público está lejos de ofrecer buena cobertura y confort, pero eso depende de nuestro apoyo y empuje sobre el tipo de ciudad en la que queremos vivir, la ciudad de la gente o la ciudad del cemento.
PD: Para que podamos usar más el transporte público, sigo esperando que el SIMOC en 2 clicks me diga qué bus(es) debo tomar para ir de A a B.
miércoles, 10 de marzo de 2010
La cifra repartidora...
Lo que parecen no reconocer algunos ilustres, es la operación de una tercera cifra repartidora, cifra que realmente controla nuestro intento de sistema democrático y se calcula mediante el popular método del TLC, tamal, lechona y cerveza o hasta 200 mil pesos; eso le dijeron los Colombianos a la misión de observación electoral que nos contó cómo apenas un poco más de 400/1100 municipios en sólo 16/32 departamentos están en serio riesgo de fraude electoral. Y si a mi no me gusta el tamal o sube de precio la lechona, ¿cuál es el umbral señor registrador?
No crean que es una pregunta fácil. Si me da por explicar el método d'Hondt que aparentemente reparte las curules, todos dejarían de leer cuando vean la ecuación, entonces hagamos algo más simple, tomemos el ejemplo de las elecciones pasadas y veamos cómo funciona ese muchacho d'Hont:
- El partido tradicional X tiene los candidatos fulano, sutana, pepito, pepita, entre otros.
- Pepita ha sido una controvertida senadora y tiene el récord de ausentismo a las sesiones del último año, mientras su salario sí llega muy cumplido.
- El nuevo partido Y tiene los candidatos Ulises, Alejandra, Rodrigo, entre otros; con buenas trayectorias pero nuevos al congreso.
- Ulises es un respetado exalcalde, quien después de una exitosa gestión decidió ponerle el pecho al senado.
- Resulta que el partido X además de tener una gran maquinaria de financiación y coordinación del surfagio, agrupa y reune ciertos líderes y/o candidatos inescrupulosos que practican el método del TLC. Así, el glorioso partido X obtiene 30 curules! Su senadora pepita, obtiene alrededor de 5000 votos, no obstante, muy dichosa ella, se hace acreedora a una de las 30.
- El nuevo partido Y en cambio, no pasa el umbral, pues aunque tiene gran coherencia, ni compra votos ni tiene maquinaria. Ulises luego de casi 170000 votos se queda con las manos vacías.
He ahí pues queridos amigos el método de la cifra repartidora!
Claro que los partido tradicionales tienen buenos candidatos, no tengo ninguna duda. Pero...
Les dejo unas reflexiones:
- Los candidatos buenos de los partidos tradicionales, tienen la curul asegurada, para qué votar por ellos? aun sin casi hacer campaña, tienen tanta visibilidad que pueden pasar la vida entera en el congreso por ser caciques políticos, ellos hacen campaña para arrastrar más curules y así entregarle mucho poder a su bancada en el congreso. Pero, ¿a quiénes arrastran? ¿cuántos hay hoy en la cárcel?
- ¿Qué tal si le damos un aire nuevo al congreso?
- ¿Qué tal si hacemos la tarea y revisamos por lo menos las hojas de vida de algunos candidatos!?
Unas recomendaciones:
http://www.semana.com/noticias-nacion/candidatos-carta/135979.aspx
http://sergiofajardo.com/index.php?option=com_content&view=article&id=247&Itemid=49
http://www.partidoverde.org.co/
Gracias por leer!
sábado, 23 de mayo de 2009
La social bacanería
La expresión al parecer habría nacido en los 70s designando corrientes de izquierda, especialmente al M-19, buscando mofarse del espíritu idealista de aquellos universitarios (que como muchos Colombianos en todos los estratos, todos los credos y todos los oficios) pretendían resolver los problemas del país y cambiar el mundo vaciando botellas en una esquina. Viéndolo así, porque no puede ser de alguna otra manera muy distante, evidentemente calificar a un dirigente como partícipe de la "social bacanería" es desacreditarlo, es una ridiculización pública sutil pero contundente, como una bajada de pantaloneta en el patio del colegio, todo como parte de el lenguaje y el estilo al que nuestra clase política se amañó en su uso y que hace parte de los dardos que viajan en las declaraciones de lado y lado o también, por qué no, del preámbulo y el cortejo que se hacen nuestros gobernantes, jueces y legisladores, buscando casar una pelea más soez, que les represente mojar más cámara y alimentar su ego. Y no lo digo especialmente por el presidente a quién se le notan constantemente las goticas de valeriana.
Nuestro ministro del interior salió esta semana a condecorar a varios Colombianos, con la medalla de la "social bacanería", gracias al pronunciamiento que éstos hicieron en contra de la reforma política, que con tanto esmero y atropello está cerca de aprobarse en el senado por cuenta de la bancada de gobierno, que parece haber perdido todas las luces (Juan Luis Londoño, Gina Parodi, Germán Vargas, y los demás que se fueron del lado de la no rere) y haberse llenado de borregos que votan en sesiones extras, sin deliberación, y con el afán del que pecó y va tarde a misa de 6, mientras la oposición hace patria abandonando el recinto, todos muy dignos, muy orondos.
Los nuevos social bacanes (además de Lucho Garzón quien ya había ganado el galardón) según el ministro son nada menos que los hombres que sacaron a Bogotá del caos en que hoy intenta sumirse nuevamente Antanas Mockus y Enrique Peñalosa, el hombre que transformó a Medellín y terminó como el alcalde con mayor aceptación de cualquier ciudad en cualquier época Sergio Fajardo, la creadora de la varita mágica del gobierno, la seguridad democrática, Marta Lucía Ramírez y el joven ex concejal estrella de Bogotá y quien recibió hace unos años de manos del presidente Uribe el premio como mejor representante a la cámara David Luna.
Ellos seguramente no han leído la reforma dice Valencia Cossio, porque la reforma incluye la silla vacía y el resto de bondades que repite el miniterior. Yo me doy cuenta que es más bien el ministro quien no logra notar, que gente tan valiosa para Colombia, pierde la oportunidad de participar en política, por la genial idea de aumentar el umbral en pro del fortalecimiento de los partidos políticos, columna vertebral de la reforma.
Entonces cómo es señor ministro; hay que dejar por fuera ideas frescas, gente capaz y honesta, porque hay que fortalecer los partidos que han sido la cuna de nuestro mayor cáncer, el bus en el que se montan los mejores cuentachistes, los amigotes del whiskey, del golf y de los matones?
Tal vez es el ministro el que no ha leído las críticas cesudas y los argumentos contundentes con los que hace varios meses este grupo de ilustres han pretendido abrir los ojos de la opinión nacional.
No demos la espalda que está muy claro. Bacanería? la bacanería es nuestro congreso, millones en sueldos, lujos y sinvergüenzada por todo lo alto y si hay que incluir delincuentes, no importa porque todo se va en casa por cárcel en pocos años, el capitolio, ahí están los más bacanes!
lunes, 16 de marzo de 2009
El llamado a la educación
viernes, 13 de marzo de 2009
FANIA All Stars
En once años escuchando, estudiando, bailando salsa, siempre soñé varias cosas de las que sentía todas eran imposibles, algunas con una gran certeza... otras eran simplemente una ilusión.
La resurrección de Héctor Lavoe era claramente una de las definitivamente imposibles, no obstante también quise siempre ver un concierto de Rubén Blades y un concierto de la FANIA All Stars. De Blades pensaba que no sería tan difícil verlo. Allá por el 2001 creo, hubo un concierto en Bogotá, al cual yo evidentemente no pude ir. Hoy lo sigo esperando. De la FANIA, lo único que veía con gran tristeza, era cómo mes a mes alguna de las estrellas se iba para siempre a engrosar "la rumba en el cielo". Pensaba con total certeza, con la certeza del enfermo terminal que mira las flores en el parque y piensa en "hubiera", que ver a la FANIA en concierto hubiera sido algo extraordinario, extraordinario como muy pocas cosas con las que yo fantaseo, tal vez haber visto el mundial del 70, haber visto a Gardel vivo, no sé...
Vi varias veces a Henry Fiol, a los Hermanos Lebron al Gran Combo de Puerto Rico, a Cheo Feliciano a Ray Barreto, a Larry Harlow, a Richie Ray y Bobby Cruz a Alfredo de la Fe, a Niche y las otras orquestas locales, pero nunca vi ni vería a Celia, Vilató, Pete el Conde, Maelo ni Héctor Lavoe.
No obstante Pacheco, tres de café y dos de azúcar, Jhonny Pachecho cerca de sus 75 años, el hombre que le dio el nombre de "salsa" al género, vivito y coleando, era la figura que yo más soñaba ver en concierto.
Cuando me contaron que venía la FANIA All Stars, incrédulo, poco esperaba del hecho. Pensé que vendría Cheo con 10 pegados a tocar cualquier cosa.
Coliseo el Campín, 12 de Marzo de 2009 7pm. Reynaldo Jorge primer trombón, Héctor "Bomberito" Zarzuela primera trompeta, Eddie Montalvo en las congas, Nicky Marrero en el timbal, Roberto Roena en los bongoes, Bobby Valentín en el bajo, Pappo Lucca y Richie Ray en el Piano, Alfredo de la Fe en el violín, en el cuatro y la dirección Luis García y en las voces Adalberto Santiago, Ismael Quintana, Andy Montañez, Ismael Miranda, Cheo Feliciano y Bobby Cruz. La tarima no podía con el peso de las estrellas y allá atrás, en medio del corrillo, muy elegante y encorvado, apoyado en su bastón, salió el gran maestro, Jhonny Pacheco, una ovasión ensordecedora pero apenas tibia para aclamar la apoteósica constelación en el escenario.
Entonces abrió Adalberto con Quítate la máscara y Lo que traigo es dinamita, una vitalidad impresionante hasta para hacer chistes le alcanzó. El turno fue para Ismael Quintana, de esa voz brillante y dulzona quedaba muy poco, se notó algo afligido pero sacó Adoración y Mi debilidad y para mi fue como oirlo cantar en el Cheetah en el 71. No obstante el público algo desconocedor y muy tímido no correspondía como yo esperaba. Vino entonces Andy y el coliseo explotó en baile, este señor conserva su chorro de voz intacto en potencia, en calidad, en grosor; impresionante Casi te envidio y Un verano en Nueva York. Como si fuera poco llegó también muy vital y bien conservado el Niño Bonito Ismael Miranda interpretando Careta y Maria Luisa de forma extraordinaria. Luego pasó Cheo y 10mil gargantas entonaron El ratón, para luego hacer un homenaje a Ralph Mercado con Sobre una tumba humilde y como broche salió Bobby Cruz y cantó Richie´s Jala jala.
Yo hasta ahí, embriagado de música y emotividad, apenas pude ver cómo apareció una señora gorda y emperifollada con su carterón, con mucha propiedad tomó el micrófono y literalmente echó a las superestrellas del escenario "para dar paso a Santana". Ah si, me había olvidado, no quería recordar las cosas malas, pero la FANIA oficiaba como telonera de un tal Carlos Santana. La gente pidió a gritos otra, coreó FANIA, movió sus brazos en negativa, pero ya los roddies corrían en la tarima con los amplificadores, no había nada que hacer, las estrellas se habían ido, el nirvana se acabó, el sueño había durado muy poco.
Entonces habría que aclarar algunos puntos. Me pueden decir que soy un fanático, pero acaso no es la FANIA el ícono más grande de la cultura latina? Ni García Márquez, ni Neruda, ni Les Luthiers ni José Alfredo Jiménez, ni la Selección Brasilera, ni el Che Guevara... yo en medio de mi ignorancia sigo sin conocer una pieza de la cultura Latina que por lo menos alcance una mínima fracción de la grandeza de la FANIA All Stars. Haberlos bajado del escenario fue una cachetada a nuestra identidad. El concierto empezó dos horas tarde y el sonido estuvo a la altura de la parroquia del barrio Santo Domingo un Viernes santo.
Pero así salió, Santana dio una buena velada y yo vi a la FANIA senil y brillante después de 40 años. Nadie me quita lo bailado, gracias a quienes me acompañaron!
VIVA LA SALSA
miércoles, 10 de diciembre de 2008
La Conjuntivitis
Así llevo ya un poco más de tres meses en Bogotá, quejándome, cómo no, de la mierda que nos toca comer a todos los que por cualquier razón no tenemos carro en esta ciudad. Cada que salgo en la bicicleta, llego con rinitis, mocos negros, ojos rojos y si me descuido algo de grasa en la bota del pantalón. Había ya pensado más de una vez que era necesario conseguir alguna máscara, tapabocas o una de esas excentricidades para evitar la extrema contaminación a la que uno se somete como ciclista y analizaba preocupado, cómo poder seguir usando la bicicleta o por lo menos, cómo vivir en Bogotá sin tener graves problemas respiratorios en algunos años.
Sin respuestas concretas a mis dudas, y con la gran necesidad de jugar fútbol, salí el Domingo temprano en mi Benotto negra hacia el norte. Un partido más bien malo, terminamos goleados, no hice gol, pero por lo menos pude jugar. Al regreso cansado tomé nuevamente la 68, por el carril central, que es mi carril favorito pues no hay buses como en el carril derecho, ni hay gente y paradas frecuentes como en la ciclo-ruta. No obstante y como es muy normal, pasando la 80, un busero decidió meterse (ilegalmente) por el carril central. Muy cerca estuvo de atropellarme, pero ante mi evasiva se contentó con levantar una nube de polvo que fue a dar directo contra mi junto con la humareda habitual.
Con cuidado de no caerme, frené a ciegas y me quedé llorando (obviamente no de tristeza). Me limpié como pude y seguí camino a casa.
Cerca de la media noche, viendo un película con mi pijama y almohada, empecé a sentir cierta molestia en los ojos. Me dormí, me desperté, pero no pude abrirlos. Un espeso engrudo de lagañas me lo impedía. Nunca me había pasado, pero el diagnóstico era inmediato, tiene conjuntivitis dijeron mis tías al unísono.
Mi tío Hernando que es médico, me recetó el respectivo antibiótico en gotas y pomada.
Doce horas después de seguir sus instrucciones mis ojos seguían, rojos, hinchados y llorosos, mostrando nula mejoría. "Mañana no puedes ir a trabajar así, ve a la clínica Colombia que es allí no más pasando la esperanza y hazte revisar" me recomendó mi tío.
Muy obediente, a las 10am de hoy tomé mi bicicleta, me puse las gafas oscuras como protección y fui a dar a la dichosa clínica Colombia. "Tiene candado? amárrela ahí por fuera, no nos hacemos responsables" Dejé mi bicicleta tirada y entré a urgencias. Tomé un tiquete, esperé unos 20 minutos y pasé a la revisión. La enfermera me tomó la presión y me mandó a pedir una cita. Hice la siguiente fila en el edificio contiguo, y me mandaron a la caja, al edificio del fondo. En la caja me dijeron que una cita de oftalmología valía 18900 y luego de pagar debía ir al tercer piso. Allí tampoco era, me mandaron al séptimo, hice otra fila, entregué el recibo y me mandaron a la sala de espera. Dos horas, 19mil pesos y cuatro filas después entré al consultorio de una señora de quien muchas dudas me quedan como oftalmóloga, la cita me la cobraron así, pero parecía una médico general. Le dije, "tengo conjuntivitis y estoy tomando esto", le mostré las cajas de las medicinas que había llevado. Me preguntó fechas, me miró a los ojos y abrió los suyos para decirme, "ay sí, estás terrible!". Luego me entregó una incapacidad por 3 días (la cual no necesito, pues mi jefe cree lo que le digo, o por lo menos eso parece :) ) y de ñapa me dio otra hoja con el nombre de otro antibiótico por si "en 3 días no notas mejoría, entonces te tomas éste, que no te lo cubre la EPS"
Pues si, cada vez que voy a un hospital me prometo no volver, pero no me es posible. Ahí está nuestro sistema de salud, a pesar de que les pago cumplidamente casi 100mil pesos al mes, para algo tan sencillo como revisar una conjuntivitis, perdí 2 horas de mi vida sentado en salas de espera y de ñapa tuve que encimar 20mil pesos. Lo más claro es que me hubiera aliviado de la misma manera sin haber ido al hospital. Conclusión, es mejor prevenir y tener un médico a la mano para cualquier cosa... el día que necesitemos una operación o la cosa sea grave, la EPS tampoco la va a pagar, entonces veremos si colgamos los guayos o la soga al cuello con la deuda.
Que viva el deporte mejor!
lunes, 15 de septiembre de 2008
Pasando a la nueva era.
martes, 2 de septiembre de 2008
Qué le hace falta al transporte público en Medellín
¿Alguna vez han escuchado "empresa de transporte busca ingeniero con conocimientos en tráfico vehicular y estadísticas"?
¿Alguna vez han visto campañas publicitarias de alguna empresa de transporte urbano en cualquier medio?
¿Les da la impresión de que nuestras empresas de transportes las conforman los conductores, los registradores de los tiempos y el/los dueño/s de los buses?
¿Tal vez han escuchado ese rumor popular de que el gremio de los transportadores es una mafia?
El punto con esas preguntas es reflexionar sobre la naturaleza de nuestro sistema de transporte.
Los diferentes mercados tienen diferentes naturalezas. Por ejemplo:
- El mercado del servicio de acueducto y alcantarillado es lo que llaman un monopolio natural, pues no es viable económicamente enterrar varias redes de ductos y competir. Por eso hay una sola empresa en cada ciudad que se encarga del servicio.
- El mercado de la telefonía celular ha sido ampliamente debatido y sus mejores resultados se han obtenido con un oligopolio. En otras palabras, un mercado REGULADO repartido entre varios (pocos) oferentes. Como en el caso de casi toda América Latina, siempre hay 2 o 3 empresas reguladas por un ente separado del gobierno.
- Otros mercados, como el mercado del pan, son mercados abiertos de alta competencia.
¿Qué creen los expertos sobre el mercado del transporte público?
En la Unión Europea, la enorme mayoría del transporte público en pequeñas y medianas ciudades funciona como un monopolio. En las grandes ciudades puede ser un oligopolio rigurosamente controlado; anotando claro, que los diferentes oferentes son los diferentes modos de transporte que ofrece una ruta, sin embargo, el sistema de buses por lo general pertenece a un solo operador.
¿Por qué? Porque está más que demostrado que la única forma de darle movilidad a una ciudad es por medio de un sistema integrado de transporte y es mucho más fácil integrar pocas empresas serias y reguladas que tratar de integrar por ejemplo a "don chucho" del circular coonatra con "el sarco" que maneja la santra a 120 a medio día por la 80.
Qué le falta entonces al transporte público en Medellín (y de una vez en todo el país)? ser un MERCADO REGULADO.
Pongamos un caso bien claro de mercado regulado:
Una empresa de telecomunicaciones, paga cientos de profesionales para diseñar una estrategia comercial de venta de telefonía de larga distancia. En cierta ocasión se les fue la mano, se aprovecharon de una ventaja física que tenían respecto a la competencia, los demandaron, perdieron y la comisión de regulación los obligó a pagar una multa de varios millones de dólares.
Hagamos la analogía del transporte público, que en nuestras ciudades, es un mercado como el del pan, de alta competencia y nula regulación:
Las empresas de buses (hasta donde me consta) no pagan ningún profesional ni hacen control de mercadeo de ningún tipo. Ofrecen los vehículos en el peor estado. No cumplen con las frecuencias requeridas por la rutas, maltratan (y de qué manera) al cliente, no paran en los paraderos, violan las normas de tránsito; sus conductores son multados y no pagan las multas. No cumplen las normas ambientales, contaminan la ciudad con ruido y humo, causan enormes problemas de movilidad con su indisciplina y destrozan la malla vial frenando en seco en cada parada. Me atrevería a decir que como en el caso de la empresa de telecomunicaciones, acá también se les fue la mano ¿no les parece?.
Qué hace la autoridad? Multarlos con millones de dólares diría un extranjero. Pues no, acá no. Acá salimos a decir: "Nuestra ciudad está muy mal construida", "hace falta presupuesto", "construyamos un metro", "hagamos más puentes", "necesitamos pico y placa" y la ñapa: "aumentemos a x mil millones de pesos nuestro presupuesto para reparar la malla vial", así, nuestros queridos amigos que tan bien nos tratan, tendrán más pavimento para romper y poder seguir llenando sus arcas. Ahí está el caso patente de la administración Garzón, cuando cualquier cosa les dijo a los buseros, le armaron un paro, le doblaron el pulso y terminó pavimentando las calles y poniéndole un sello amarillo al pavimento con el polémico logotipo de "Armando Calle". Hoy pueden ver fácilmente cómo el pavimento nuevo empieza a quebrarse con la guerra del centavo de los buseros.
Por qué sí multar al sector bancario, a las telecomunicaciones, a las energéticas, a cualquier industria. ¿Y las empresas de buses urbanos? ellos son los reyes.
Éstas empresas son responsables por los millones de pesos que adeudan sus empleados en comparendos. Así como por gran parte de la inmovilidad de las ciudades Colombianas. Por décadas ha sido un gran negocio comprar un bus. Entra en la ciudad, contamina, daña las calles, viola las reglas, no paga las multas, cobra la renta y después en agradecimiento, nuestros gobiernos con nuestros impuestos le compran el pedazo de bus para hacerlo chatarra. ¿Acciones de Ecopetrol? Sinceramente no sé cómo no nos hemos dedicado todos a comprar buses.
Escribo esto para concientizar a los lectores de que no es con paños de agua tibia (todas las comillas que usé antes) con lo que mejoraremos nuestro sistema de transporte. Necesitamos acciones políticas radicales.
Escribo esto para hacer un llamado al ministro de transporte, a los secretarios de movilidad y tránsito del país y a quien tenga el poder y el deber de legislar en favor de convertir nuestros transportes urbanos en mercados estrictamente regulados y si es necesario en monopolios.
Así como el monopolio de la energía en Medellín, es un negocio tan bien manejado que nos permite adornar la ciudad todos los Diciembres generando empleo y turismo, el transporte urbano debería funcionar de la misma manera. Para eso tenemos muy buenos candidatos: 1- La alianza Metro-Metroplus, con la desventaja de la deuda que carga la primera. 2- La otrora mejor prestadora de servicios públicos de América Latina EPM, en vez de ponerse a financiar electrodomésticos debía haberle metido la mano al transporte hace muchos años y mucho más ahora que el pico y placa es el gran papayazo, incluso sin que tengamos la legislación necesaria, una empresa seria que entre a competir bastaría para dar ejemplo a los demás de cómo prestar un servicio de calidad.