miércoles, 10 de diciembre de 2008

La Conjuntivitis

Después de las caídas en la moto y ya muchos fastidios en los buses, a mi regreso a Bogotá me dije: Hagamos la fácil Daniel con el transporte, Bus para casi todo, taxi para urgencias y bicicleta para recorridos cortos en días de sol.
Así llevo ya un poco más de tres meses en Bogotá, quejándome, cómo no, de la mierda que nos toca comer a todos los que por cualquier razón no tenemos carro en esta ciudad. Cada que salgo en la bicicleta, llego con rinitis, mocos negros, ojos rojos y si me descuido algo de grasa en la bota del pantalón. Había ya pensado más de una vez que era necesario conseguir alguna máscara, tapabocas o una de esas excentricidades para evitar la extrema contaminación a la que uno se somete como ciclista y analizaba preocupado, cómo poder seguir usando la bicicleta o por lo menos, cómo vivir en Bogotá sin tener graves problemas respiratorios en algunos años.
Sin respuestas concretas a mis dudas, y con la gran necesidad de jugar fútbol, salí el Domingo temprano en mi Benotto negra hacia el norte. Un partido más bien malo, terminamos goleados, no hice gol, pero por lo menos pude jugar. Al regreso cansado tomé nuevamente la 68, por el carril central, que es mi carril favorito pues no hay buses como en el carril derecho, ni hay gente y paradas frecuentes como en la ciclo-ruta. No obstante y como es muy normal, pasando la 80, un busero decidió meterse (ilegalmente) por el carril central. Muy cerca estuvo de atropellarme, pero ante mi evasiva se contentó con levantar una nube de polvo que fue a dar directo contra mi junto con la humareda habitual.
Con cuidado de no caerme, frené a ciegas y me quedé llorando (obviamente no de tristeza). Me limpié como pude y seguí camino a casa.
Cerca de la media noche, viendo un película con mi pijama y almohada, empecé a sentir cierta molestia en los ojos. Me dormí, me desperté, pero no pude abrirlos. Un espeso engrudo de lagañas me lo impedía. Nunca me había pasado, pero el diagnóstico era inmediato, tiene conjuntivitis dijeron mis tías al unísono.
Mi tío Hernando que es médico, me recetó el respectivo antibiótico en gotas y pomada.
Doce horas después de seguir sus instrucciones mis ojos seguían, rojos, hinchados y llorosos, mostrando nula mejoría. "Mañana no puedes ir a trabajar así, ve a la clínica Colombia que es allí no más pasando la esperanza y hazte revisar" me recomendó mi tío.
Muy obediente, a las 10am de hoy tomé mi bicicleta, me puse las gafas oscuras como protección y fui a dar a la dichosa clínica Colombia. "Tiene candado? amárrela ahí por fuera, no nos hacemos responsables" Dejé mi bicicleta tirada y entré a urgencias. Tomé un tiquete, esperé unos 20 minutos y pasé a la revisión. La enfermera me tomó la presión y me mandó a pedir una cita. Hice la siguiente fila en el edificio contiguo, y me mandaron a la caja, al edificio del fondo. En la caja me dijeron que una cita de oftalmología valía 18900 y luego de pagar debía ir al tercer piso. Allí tampoco era, me mandaron al séptimo, hice otra fila, entregué el recibo y me mandaron a la sala de espera. Dos horas, 19mil pesos y cuatro filas después entré al consultorio de una señora de quien muchas dudas me quedan como oftalmóloga, la cita me la cobraron así, pero parecía una médico general. Le dije, "tengo conjuntivitis y estoy tomando esto", le mostré las cajas de las medicinas que había llevado. Me preguntó fechas, me miró a los ojos y abrió los suyos para decirme, "ay sí, estás terrible!". Luego me entregó una incapacidad por 3 días (la cual no necesito, pues mi jefe cree lo que le digo, o por lo menos eso parece :) ) y de ñapa me dio otra hoja con el nombre de otro antibiótico por si "en 3 días no notas mejoría, entonces te tomas éste, que no te lo cubre la EPS"

Pues si, cada vez que voy a un hospital me prometo no volver, pero no me es posible. Ahí está nuestro sistema de salud, a pesar de que les pago cumplidamente casi 100mil pesos al mes, para algo tan sencillo como revisar una conjuntivitis, perdí 2 horas de mi vida sentado en salas de espera y de ñapa tuve que encimar 20mil pesos. Lo más claro es que me hubiera aliviado de la misma manera sin haber ido al hospital. Conclusión, es mejor prevenir y tener un médico a la mano para cualquier cosa... el día que necesitemos una operación o la cosa sea grave, la EPS tampoco la va a pagar, entonces veremos si colgamos los guayos o la soga al cuello con la deuda.

Que viva el deporte mejor!