París, 20 de Marzo, 2014.
Estimado miembro del Departamento
de Ingeniería Electrónica, Pontificia Universidad Javeriana.
La presente es mi aplicación a la
vacante en el área de redes de comunicaciones.
Necesitamos más y mejores ingenieros.
Hace más de
100 años, el presidente Rafael Reyes promovió en el país el desarrollo de un
sistema férreo. Uno de los ejes principales era la unión de Medellín con el río
Magdalena pero su trazado hacía imposible atravesar un punto de alta montaña
conocido como La Quiebra. Varias soluciones de ingenieros extranjeros suponían
una disminución en la capacidad de carga del tren, un recorrido largo y altos
costos de mantenimiento. En 1899 el estudiante de ingeniería Alejandro López,
propuso en su tesis de grado la construcción de un túnel para superar el sector
de La Quiebra. Su tesis casi fue rechazada por considerarse utópica y costosa.
Fue hasta 1926 que el ingeniero Pedro Nel Ospina, siendo presidente de la
república, logró aprobar la construcción del túnel de La Quiebra, que serviría
hasta la década de los setenta uniendo a Medellín con Puerto Berrío. Ahora que
las autopistas son la nueva obsesión de la infraestructura nacional, se evoca
esta historia para concluir que en Colombia necesitamos construir más túneles. La
conclusión que yo preferiría escuchar es que en Colombia necesitamos más y
mejores ingenieros. Si bien ya casi un siglo corrió tras esa historia, muchas
cosas me dicen que el diagnóstico actual no es muy diferente.
Necesitamos
más y mejores ingenieros de telecomunicaciones.
En julio de
2012, por una falla técnica el operador principal de telecomunicaciones en
Francia, Orange, vio su servicio de telefonía celular de 28 millones de
clientes caído por casi 12 horas. Dos días después, como empleado de Orange
recibí una comunicación del presidente ejecutivo de la empresa explicando
perfectamente en términos simples la situación. La misma noche, en horario
estelar y acompañado de sus colaboradores técnicos, el responsable de Orange
explicó ante el ministro y todo el país en vivo: el software de comunicaciones
del servidor de registros de la base de datos de Orange Francia (HLR) había
fallado. Curiosamente, casi un año después, el operador principal de telefonía
celular en Colombia, Claro, con cerca de 30 millones de clientes, sufrió una
caída del servicio durante varias horas. La respuesta de su presidente Juan
Carlos Archila fue: "No hay mucha forma de afrontar un fenómeno natural
como el equinoccio". No sé si esa respuesta fue lo más insólito del
episodio, o fue más insólito que ningún medio de comunicaciones, ningún
directivo en la CRC o del ministerio TIC reclamara ante semejante respuesta.
La
importancia de las redes celulares.
Vivimos en
una sociedad globalizada dominada por la información, donde la tecnología
celular alcanza un 87% de penetración a nivel mundial. Adicionalmente,
tras pocos años de introducción de los teléfonos inteligentes, la red celular
se ha convertido en el principal medio de acceso a internet, generando inmensa
actividad económica y acceso a la información o la educación virtual. En Kenia,
un tercio del PIB se mueve con pagos realizados a través de la red celular. En
Corea del sur el 95% de la población tiene cubrimiento de red LTE 4G. En
Colombia, el ministerio de comunicaciones adjudicó una licitación para llevar
internet por fibra óptica a casi 700 municipios, mientras el acceso a
internet inalámbrico sigue creciendo. Cada país sacará menos o más provecho de
las nuevas tecnologías según tenga capacidad para absorberlas, según tenga
gente formada con la capacidad de descubrir nuevos paradigmas científicos,
crear tecnologías, administrarlas, comercializarlas y enseñarlas.
Mi vocación.
En muchos
años como estudiante guardo mis mejores recuerdos de los momentos en que
aprendí algo con gusto. Cuando un profesor lograba persuadirme, yo podía pasar
mucho tiempo estudiando entusiasmado. En particular, me ayudaba a aprender el
hecho de enseñarle a alguien más. Y no solo me ayudaba a aprender, sino que me dejaba
gran satisfacción. Mi incipiente carrera como profesor tal vez empezó cuando
tuve que enseñarle a mi mamá a usar el computador. Me gustaba ayudarles a mis
amigos en el colegio o la universidad y durante mi maestría fui profesor en los
laboratorios de ingeniería electrónica. A veces pasaba horas buscando una
manera atractiva de transmitir una idea. Aun hoy guardo extremo cuidado si
tengo que presentar una conferencia buscando explicar de la manera más clara
posible conceptos complejos ante un grupo de expertos. Las preguntas me dejan
gran satisfacción, me siento correspondido y veo mi esfuerzo recompensado. Es precisamente
esa satisfacción la que me hace preferir ser un profesor e investigador antes
que un ingeniero.
Las anteriores razones me llevan hoy a escribir esta carta. La necesidad de atraer más estudiantes a estudiar ingeniería y específicamente a estudiar comunicaciones inalámbricas, con la motivación de generar una masa crítica de expertos que puedan desarrollar conocimiento para un área científica de gran potencial y tecnología para un sector industrial en fuerte expansión.
Agradeciendo
su atención, lo invito a leer los detalles de mi propuesta en mis intereses de
investigación y docencia.
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Bogotá, 20 de Mayo de 2014
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Bogotá, 20 de Mayo de 2014
"Buen día,